Casi al final Arcángel nos habló sobre el orgullo que le invadía al poder dar continuidad a la idea que el maestro Morente tuviese unos años atrás. El cantaor onubense no esconde ni sus pasiones ni sus influencias, pero además tiene una forma tan personal y tan transparente de hacer el flamenco que es un lujo poder ser testigos de su presencia en la actual escena.
La fusión no es nueva, un servidor tuvo la inmensa fortuna de ver a Morente hace la friolera de quince años en el Auditorio Manuel de Falla granadino. La sensación aquel 6 mayo del 2000 fue tan tremenda que me entregué en cuerpo y alma a la obra de Enrique. Pero lo que hace Arcangel es afinar el instrumento que inventó el maestro, para poder cantar con su propia tonalidad y su propia perspectiva.
Estruna nos lleva de viaje por la fusión es cierto, pero también nos enseña como siente el flamenco un jazzman italiano o como siente la tradición bulgara un onubense o como un coro de 8 mujeres cantan en una lengua desconocida melodías tan ajenas y tan similares a las de su propia tradición.
El elenco artístico fue un lujo, a las espectaculares voces y la no menos espectacular dirección se sumó el pulso eficaz del bajo de Pedro Vinagre y la superlativa visión de la sonanta de Antonio Forcione. Diassera y Dani de Morón,habituales secuaces del cantaor, son unos músicos tan sobresalientes que convirtieron en un concierto propio cada instante que la voz buscó el silencio.
Sobre el repertorio, contar que escuchamos seguiriyas polifónicas, tangos jazzeros y alegrías del este. Que el Levante y el Fandango nos despeinaron con mimo, contar que Arcángel bordó la Aurora de Nueva York. Contar que Antonio Forcione nos llevo de paseo por la Alhambra y que todos se atrevieron a dibujar una emotiva despedida con La leyenda del tiempo camaronera.
Sobre el cantaor, hay poco que añadir a las críticas que le he podido hacer en el pasado. Dice el cante con belleza en el aliento, con sabiduría, riesgo y fuerza. Da su sitio a quien se comparte con el sobre las tablas y disfruta un poquito mas cada año que pasa. Arcángel, lo dije hace menos de un año, es para mi paladar el máximo exponente del cante flamenco de su generación. Y tener la dicha de disfrutarlo como espectador habitualmente no hace sino acrecentar mi admiración por la sencillez y la elegancia con la que nos regala su arte.